Cuán continúo el anhelar
Cuán difícil el dormir
El sueño no es más que bruma
La bruma no es más que ausencia
Caminar sin suelo
Mojarse sin lluvia
Palpitar sin corazón
Nadar sin aguas… ¡Turbias!
¿Cómo evitar ahogarse?
Asfixiantes encuentros con el espejo
El espejo de la sinrazón ante los ojos de la desfachatez
Cínicamente suplican respuesta
Atrevidas incógnitas se posan expectantes ante el reflejo de un absurdo
En vano es levantar la mano y golpear aquel testigo
Impúdico testigo de la masacre mental… ¡auto inducida!
Sombras de descontrol y desasosiego invaden aquella silueta
Silueta anhelante de forma y materia, de olor y de vida
Olor putrefacto, perturbadora existencia
Sabiéndolo, aún llora en su súplica
Prismas manchados abastecen la invención
De soles titilantes, de lunas danzantes, de estrellas de neón
Camuflados firmamentos sin cielo tras las cortinas de la ilusión
¡Que caiga el telón! ¡Qué se rasgue la página! ¡Que se desmayen los naipes!
Desnudo, arrodillado a los pies de la aberrante realidad
Salvajes espejismos cual violentos aires en suelo árido
Prevalecen en el espíritu indómito, apaciguado por el sol
El sol amarillo, hiriente, que seca los charcos y devora el rocío
Incandescente, petrifica aquel espíritu, hecho cuerpo
Cuerpo en decadencia…abofeteado por sus malolientes pensamientos
Asfixiante es el encuentro, consigo mismo
Aniquilador juicio al porvenir
Si bien sirviese proyectarse
Que me expliquen que es vivir
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